¿QUE DESAFIOS ECONOMICOS SE ESPERA EN EL 2021

 

La pandemia, el Brexit, la sucesión de Trump y Merkel o la desorbitada deuda pública son desafíos que debe enfrentar la economía en este nuevo año que comienza, pero ¿Qué otros desafíos debe enfrentar la economía en este 2021?

El 2020, como si de un cisne negro se tratase, arrancaba con una pandemia que ponía a las economías de todo el mundo patas arriba. Con una economía que, como calificó el Fondo Monetario Internacional (FMI), venía desacelerándose de forma sincronizada en todo el mundo, desde finales del ejercicio pasado, enero y febrero arrancaban con la extensión y la difusión de un virus que, a mediados de marzo, provocaría la paralización de toda la economía a nivel mundial. Una situación que trastocó las perspectivas de todos los analistas en el planeta, al desatarse una crisis que, a priori, nadie en el mundo contemplaba.


 

Y es que, sin saberlo siquiera, la economía en este 2020 ha experimentado una de las mayores crisis de su historia. Tal y como refleja el contraste con crisis pasadas, los indicadores económicos, al menos los consultados, reflejan una situación que, para muchos economistas y tras analizar los efectos, cuesta mucho creer. De acuerdo con los principales organismos, la contracción que prevé registrar el PIB mundial este año asciende hasta el -4,4%, y las pérdidas que contempla este 2020 para los distintos sectores que operan en la economía, atendiendo a los principales afectados, se cuantifican en miles de millones de dólares. Ni que decir tiene el coste que supone dicha factura, teniendo en cuenta otros sucesos que, como los desastres naturales, también tienen un coste económico para los territorios.

Sin embargo, tal y como refleja el análisis realizado, hablamos de una crisis que, a pesar de presentar unos efectos similares a los de crisis pasadas, es muy distinta en sus causas. Precisamente por el hecho de que se deriva de una crisis sanitaria, y no de un problema estructural que venía arrastrando la economía. En este sentido, y teniendo en cuenta la causa del problema, hablamos de una economía que irá recuperando su dinamismo, en tanto en cuanto se vayamos controlando el virus y la incidencia de este en los distintos territorios. Es por ello que, pese a los efectos y en definitiva, se muestra un mayor optimismo para este 2021. Pues, en condiciones normales y ante una crisis como esta, el 2021 debe ser un año de crecimientos y recuperación.

Principales desafíos que presenta el nuevo año

Si algo nos ha demostrado la economía es que nos es imposible intentar convivir con el virus. El principal lastre en esta crisis para la economía ha sido la paralización derivada del virus, así como las dificultades con las que se ha encontrado esta para convivir con él. Por esta razón, acabar con el virus es el primer reto que debemos abordar. Como hemos visto, estamos hablando de una crisis que se deriva de una crisis sanitaria, por lo que el primer reto que se plantea en este 2021, en aras de lo que dicen todos los expertos en el planeta, es el control del virus, así como la inmunización de los colectivos más vulnerables.

Asimismo, aunque hablamos de una crisis muy distinta a las observadas en el pasado, debemos saber que, como en las anteriores, recuperar la economía pasa por, antes de nada, cuantificar el daño registrado y, cuando se inicie la recuperación, rescatar esa pérdida de capacidad productiva registrada. En este sentido, los análisis muestran que estas pérdidas son, junto al control del virus, así como otros, el segundo condicionante que presenta la recuperación en este 2021. Y es que, en función de las pérdidas que registre la economía y de la capacidad productiva destruida, la recuperación de la economía será más o menos tardía. Por esta razón, aquellos países que más daño registren, como Argentina o España, y especialmente aquellos muy ligados al sector servicios y especialmente al turismo, deberán intensificar estas tareas de recuperación.

En tercer lugar, otro gran reto que enfrenta la economía, y que debe enfrentar la economía a razón del daño registrado, es estabilizar la situación que quedará tras disiparse la pandemia. Combatir el ciclo económico conlleva una respuesta muy intensa de los bancos centrales. Es por ello que, si atendemos a las principales economías en el planeta, estas muestran unos desequilibrios en sus cuentas públicas que, cuando esta crisis pase, deben subsanarse. Entre estos desequilibrios, destacan los desorbitados niveles de deuda pública, así como los severos agujeros presupuestarios que derivan en déficits muy dimensionados. Y es que la factura que deja el COVID es muy abultada, por lo que hablamos de un gasto del que debemos recuperarnos progresivamente.

En cuarto, lugar, y por último, el otro gran reto al que se enfrenta la economía, siendo este muy importante, es el control de la situación política y social y la vuelta a la normalidad. La pandemia ha acentuado tensiones en todo el planeta. El Brexit, las tensiones en Europa por las asimetrías entre países, la sucesión de Trump o Merkel, así como el auge de China y la llegada de acuerdos como el RCEP, son retos a los que se enfrenta la economía y que, de gestionarse mal, afectan a todo el planeta. Por ello, trabajar en tareas de integración y de gestión de sucesos como los mencionados, así como hacerlo sin necesidad de que estos sucesos deriven en más tensiones diplomáticas y sociales, es un reto que, desde los distintos planos, debe abordarse.

Pero hay más desafíos

Pese a que los citados anteriormente son los principales desafíos que debe enfrentar la economía el próximo año, el COVID, así como los efectos de este en la economía, no deben ocultar otra serie de situaciones que, estando en un segundo plano ante la situación que se nos presenta, deben solventarse para lograr ese desarrollo y ese progreso del que tanto hablamos los economistas. En este sentido, me estoy refiriendo a otra serie de retos que, como la pobreza y la desigualdad, el bajo crecimiento de las economías emergentes que alarga esa armonización, la corrupción y la economía informal en el planeta, el elevado endeudamiento público, la sostenibilidad demográfica europea, así como otra serie de fenómenos, deben abordarse cuando todo esto pase de largo.

Y es que, como digo, en los últimos meses, la opinión pública se ha centrado en la pandemia, así como los efectos que ha tenido esta en la economía. Pero en ocasiones olvidamos que, antes de que esta crisis se desatase, el planeta enfrentaba una moderación de los crecimientos en las economías emergentes que frenaba su desarrollo; olvidamos que la economía, pese a mostrar una reducción en sus niveles de desigualdad, seguía mostrando ensanchamientos en las colas de la distribución estadística; que el planeta sigue albergando más de 700 millones de personas que viven por debajo del umbral de pobreza que establece la ONU; que la corrupción en el planeta hace que los países más vulnerables no cuenten con recursos para combatir el ciclo económico en situaciones de crisis; que el declive demográfico europeo está poniendo en jaque las pensiones en estos países; o que, como tantas otras situaciones, se observa un claro auge de movimientos nacionalistas y proteccionistas que amenazan una globalización que, únicamente, ha traído inclusión en los crecimientos y progreso económico para muchas economías que ni soñaban con esa posibilidad.

Todo ello, en adición a otros sucesos como el de que la deuda pública a nivel global, expresada cuantitativamente como el porcentaje de esta respecto al producto interior bruto (PIB) global de un año, ya supera el 322%, son retos que debemos abordar cuando los retos que planteábamos anteriormente se hayan abordado. Pues, aunque hablamos de un desastre de dimensiones históricas, los niveles que mostraban los indicadores antes de la pandemia no eran, ni mucho menos, los deseables por los economistas. Por ello, debemos trabajar para recuperarnos de lo ocurrido. Pero el trabajo no termina ahí, pues debemos contemplar que esta crisis no solo ha generado nuevos problemas para la clase política, sino que, en adición, hablamos de un ensanchamiento de los problemas que veníamos arrastrando años atrás y que, como los anteriores, también deben solventarse.

 

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